
La madrugada del pasado domingo, la comunidad de Jayaco-La Ceiba, en la provincia Monseñor Nouel, fue escenario de un acto de violencia que conmocionó a la población local. Un niño de siete años fue víctima de más de treinta estocadas a manos de su propio padre, en un arrebato de ira provocado por el abandono de su expareja y madre del menor.
El suceso ocurrió en una humilde pensión donde residía el agresor, identificado como Mendoza. Según los testimonios de testigos, la madre del niño aprovechó que se encontraba separada de Mendoza, quien deseaba retomar la relación, y llegó al lugar, tomó una suma de dinero y se marchó sin decir palabra alguna, acompañada de otro hombre.
En ese momento, la furia se apoderó del padre, quien, desbordado por la frustración, desató su violencia sobre el niño, dejándolo gravemente herido y al borde de la muerte. El mismo hombre subió al pequeño a un motor y lo condujo hasta el Hospital Pedro Emilio de Marchena, donde intentó desviar la atención de los médicos asegurando que lo perseguían. Sin embargo, el niño, a pesar de sus graves heridas, logró identificar a su agresor, lo que llevó al padre a intentar ahorcarlo en un intento por silenciarlo.
El agresor fue finalmente sometido y detenido por agentes de la Policía, tras ser amarrado por el personal del hospital.
El niño, quien residía con su abuela materna, solo pasaba los fines de semana con su padre. La Fiscal Titular de Niños, Niñas y Adolescentes, Evelin García, informó que el menor había sido rescatado de las calles en meses anteriores y había vivido situaciones de extrema vulnerabilidad, incluso presenciando actos íntimos de su madre con clientes.
Este desgarrador suceso subraya la urgente necesidad de atención y protección para los niños en situaciones de vulnerabilidad, así como la importancia de erradicar la violencia familiar.
La investigación sigue su curso y las autoridades han expresado su firme compromiso de llevar ante la justicia a los responsables de este atroz acto.