
Higüey, República Dominicana – Hoy, 21 de enero, tuve el honor de participar en la solemne eucaristía celebrada en la Basílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, un acto que renueva nuestra fe y nuestra esperanza como nación.
Acompañando a mi esposo, el presidente Luis Abinader, y junto a miles de fieles devotos, celebramos esta fecha que nos une bajo la amorosa protección de Nuestra Señora de la Altagracia. En este encuentro de espiritualidad, sentí el profundo fervor de los dominicanos y dominicanas, quienes con su fe inquebrantable confían en que nuestra patrona intercederá siempre ante su Hijo para guiarnos hacia una sociedad de paz, unidad y bienestar.
Esta fecha no solo nos invita a rendir homenaje a la Madre de todos los dominicanos, sino también a reflexionar sobre el poder de la fe y la esperanza, valores que nos fortalecen como nación. Desde lo más profundo de mi corazón, elevo mis oraciones en agradecimiento a Nuestra Señora de la Altagracia por su amor incondicional y su constante protección sobre nuestro pueblo.
Que este día especial nos inspire a seguir trabajando unidos, con compromiso y solidaridad, por un mejor futuro para todos los dominicanos.